No hay Sol ni veranos, solo invierno, solo frío.
Que ironía la mía, pequeña, el haberte conocido,
Pues antes solo en primaveras y otoños había vivido.
Ahora, me encuentro en el ocaso de las temporadas,
Un mundo de penas, sin gracias, sin personas amadas.
Y poco a poco me retracto, me refugio en mi ser,
Mientras caigo al vacío, a morirme, a perecer.